El 4 de agosto de 1815 comenzó la historia de la Biblioteca Nacional del Uruguay.
Ese día, el presbítero Dámaso A. Larrañaga envió una carta al Cabildo de Montevideo planteando la necesidad de crear una biblioteca pública para suplir con buenos libros la falta de maestros e instituciones, y en donde pudieran concurrir los jóvenes, y todos aquellos que quisieran acceder al saber.
El propio Larrañaga se ofrecía para desempeñar la función de director, y solicitaba un edificio para instalarla, a lo que responde José Artigas:
«…yo jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier obra que en su objetivo llevase esculpido el título de la pública felicidad. Conozco las ventajas de una biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con el esfuerzo e influjo a perfeccionarla coadyuvando los heroicos esfuerzos de tan virtuoso ciudadano…».
José Gervasio Artigas, quien se hallaba en el Campamento de Purificación, cursó una nota fechada el 12 de agosto de 1815 al Cabildo.
En la misiva daba el visto bueno para que se procediera a la creación de aquella primera Biblioteca Pública situada en el Fuerte de Montevideo.
La Biblioteca Nacional fue inaugurada el 26 de mayo de 1816.
Larrañaga, en su carácter de director, pronunció la Oración Inaugural:
“Una biblioteca no es otra cosa que un domicilio o ilustre asamblea en que se reúnen, como de asiento, todos los más sublimes ingenios del orbe literario o por mejor decir, el foco en que se reconcentran las luces más brillantes que se han esparcido por los sabios de todos los países y de todos los tiempos. Estas luces son las que el ilustrado y el Gobierno vienen a hacer comunes a sus conciudadanos: estas las sólidas riquezas y los más preciosos tesoros con que os convida con una ostentosa profusión en este suntuoso templo, que acaba de erigir a las ciencias y las artes.”
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Video animación sobre la creación de la Biblioteca Nacional
Realización: Bandas Educativas, 2015
Fuente bibna.gub.uy